Esta enfermedad cerebrovascular representa la segunda causa de muerte y la primera de invalidez en los adultos de los países occidentales, puesto que la mayoría de los pacientes sufren secuelas que, en el 40 por ciento de los casos, los inhabilitan para realizar actividades cotidianas, según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Sin embargo, aunque esta patología supone un gran problema de salud y se manifiesta bruscamente se puede tratar, prevenir y recuperar. Con motivo del Día Mundial del Ictus, que se celebra este jueves 29 de octubre, Manuel Murie, director médico del Centro Neurológico de Atención Integral en Pamplona y presidente de la Sociedad Española de Neurorrehabilitación ha hablado con DMedicina sobre uno de los aspectos más importantes: la recuperación. Las principales consecuencias de la enfermedad son problemas de movilidad, como dejar de mover un brazo o una pierna, desviación de la comisura facial, alteraciones del habla y del lenguaje (no entender lo que se dice o no poder hablar) o inestabilidad, entre otras. Ante esto, ¿es posible que un paciente que ha tenido un ictus pueda volver a llevar una vida normal? Murie afirma que la única estrategia eficaz para recuperarse, una vez pasada la fase aguda del ictus, es la neurorrehabilitación y su éxito radica en tres aspectos: A tiempo Durante los primeros seis meses que transcurren después de producirse el ictus, el cerebro está primado para recuperarse y, por tanto, la estrategia de neurorrehabilitación que los especialistas hagan en ese tiempo va a ser fundamental para garantizar la recuperación. Murie explica que la importancia del iniciar el tratamiento en los primeros seis meses no quiere decir que pasado un tiempo el paciente no pueda recuperarse. Según el especialista, se ha demostrado que en las fases crónicas del ictus también se consiguen mejorías. El problema es que, mientras que en la primera fase inicial, esas mejorías se consiguen por la plasticidad cerebral y por los mecanismos que han desencadenado el ictus, que priman la recuperación, en la fase crónica sólo se consiguen por la plasticidad cerebal. “El primer paso es iniciar el tratamiento en el tiempo adecuado, pero ¿cuándo es a tiempo? Lo que recomienda la evidencia científica es que hay que empezar cuanto antes una vez que el paciente está médicamente estabilizado, cuando la tensión arterial y la glucosa están controlados y no hay riesgo de crisis epilépticas”, afirma el presidente. Respecto a durante cuánto tiempo debe seguir el paciente el tratamiento, no hay una estrategia eficaz para saber cuándo conviene dejarlo. “En mi opinión, uno debe dejar de hacer un tratamiento neurorrehabilitador con objetivos de recuperación, cuando, durante un mes de tratamiento no se aprecian mejorías”. A la intensidad adecuada A mayor tiempo de tratamiento, mayor recuperación. Murie especifica que dedicar tres horas al día al tratamiento es lo más eficaz para el paciente. En ese tiempo se deben cubrir las necesidades del enfermo y tratar todos los aspectos que necesite: terapia ocupacional, logopedia, etc. Equipo multidisciplinar El último aspecto en el que el neurólogo insiste para que el tratamiento sea completo es que esté guiado por un equipo multidisciplinar y en un centro adecuado. Ese equipo deberá constar de médicos, logopedas, fisioterapeutas y cualquier especialista que los pacientes necesiten. “Debe ser un tratamiento individualizado y realizado en un centro adecuado de neurorrehabilitación. Lo importante no es que el centro sea grande o que tenga tecnología. Lo fundamental es lo que realmente se hace con el paciente, que haya un protocolo de actuación con el paciente, se reúna semanalmente, se pongan objetivos, se cambien en función de cómo va el paciente, etc.”, matiza. Además de la importancia de estos factores, Murie da tres consejos para que los pacientes que han sufrido un ictus y las personas de su entorno se enfrenten a la recuperación: Buscar un profesional que tenga experiencia en neurorrehabilitación. Paciencia. “Los tiempos no los marcamos nosotros, los marca el cerebro”, recalca el especialista, quien señala que por mucho que el paciente quiera caminar antes o mejor, por ejemplo, no lo puede decidir él, lo hará el cerebro y la plasticidad cerebral es un proceso lento. “Una de las claves del éxito de esto es saber gestionar el tiempo. Esto es un poco complicado porque en un minuto el paciente perderá la movilidad y puede tardar en recuperarla un año o un año y medio. Esa gestión del tiempo es muy importante”. Repetir, repetir y repetir. El cerebro fija las cosas por repetición, por lo que es muy importante ejecutar las acciones las veces que haga falta. Esas repeticiones llevan a que se fije mejor a nivel cerebral y puede llevar a un éxito mayor en la recuperación. Por último, Murie señala que en los avances tecnológicos que se están produciendo están propiciando que los tratamientos se adapten cada vez más a la vida del enfermo y éste se implique más en la recuperación. “Hay nuevas tecnologías que nos permiten hacer parte del tratamiento en el domicilio, por ejemplo, con sensores de ayuda al movimiento, etc. y eso es muy importante porque el paciente puede hacer el tratamiento en casa”. Respecto a los avances terapéuticos, el especialista indica que, aunque a día de hoy hay poco arsenal terapéutico en este sentido se está realizando mucha investigación en este campo y lo esperable es que en un futuro no muy lejano “tengamos nuevas estrategias terapéuticas con fármacos que aumenten la plasticidad cerebral”.