Hablar de prostitución implica polémica, desacuerdo y moralidad. Se trata de un apartado más del gran negocio que gira en torno al sexo, que también incluye la pornografía y la venta de infinidad de artículos o complementos, abarcando por tanto desde los tupper-sex hasta los peep-shows.
La prostitución en España se encuentra en una situación de ‘alegalidad’, es decir, no es legal ni ilegal. La prostitución ejercida libremente (por un sinfín de motivos y situaciones personales, sociales o económicas) no está recogida en el Código Penal y por tanto no está penada. Es sancionable cuando su uso se solicita en zonas públicas o cerca de lugares destinados a menores, como colegios o parques. Lo que sí está establecido con claridad son los delitos de prostitución de menores, la prostitución forzada o coaccionada en mayores de edad y el hecho de lucrarse a través de que otra persona ejerza la prostitución, aunque lo haga voluntariamente, si hay explotación.
En los medios de comunicación suele tratarse el tema con morbo o sensacionalismo, refiriéndose a él cuando se desarticulan redes de tráfico de personas con fines de explotación sexual o cuando las personas que ejercen la prostitución en la calle, en alguno de los polígonos o zonas en las que han sido confinadas, se ven envueltas en alguna disputa con clientes o vecinos. No suele tratarse este tema desde el punto de vista humano, hablando de las personas que hay tras la noticia, sino que solemos juzgarlo desde lo moral, como un ataque directo a nuestros valores sociales y culturales.
Aquí tienes un par de ejemplos de ello:
En la Asociación Ciudadana Cántabra Antisida llevamos 12 años colaborando y trabajando en red con un grupo de 10 entidades de todo el ámbito nacional para promocionar la salud y los autocuidados de las personas que ejercen la prostitución. Por eso, para ACCAS, el 2 de junio es un día tan especial.
A través de nuestras intervenciones, y el feedback recibido a través de la red de trabajo entre ONG de lucha contra el sida, detectamos la grave situación de vulnerabilidad o exclusión a la que se ven expuestas gran parte de las personas que ejercen la prostitución; como cualquier problema, necesita ser escuchado, estudiado y abordado. Se trata de un fenómeno social, de carácter universal, que comprende una realidad cada vez más diversa y nada homogénea. El actual panorama socio-económico provoca que las condiciones de trabajo sean peores que hace años, ya que los precios por servicio sexual se han rebajado en la mayoría de los casos, los clientes intentan negociar y cambiar las condiciones del servicio, se aumenta la movilidad geográfica en busca de mayores beneficios económicos, provocando un mayor desarraigo y desprotección (la inestabilidad dificulta el acceso a los recursos comunitarios y hace imposible la creación de círculos de apoyo y vínculos afectivos sólidos).
Según datos publicados en 2012 por la ONG Médicos del Mundo, en torno al 10% de las mujeres que ejercen la prostitución son españolas, seguidas de las de origen latinoamericano, Europa del Este y África subsahariana. Pero dentro del colectivo de personas que ejercen la prostitución hay dos grandes grupos que permanecen aún más ocultos e invisibilizados: los transexuales y los hombres. Respecto las personas transexuales, la mayoría son de Brasil, Venezuela, Colombia, y hay una minoría de españolas. Sus condiciones de trabajo, así como su situación de desprotección y vulnerabilidad son mayores que en el caso de las mujeres; la mayoría está en situación de ilegalidad, y aquellas que están legales aún no tienen el DNI actualizado, constando aún como hombres en sus documentos; principalmente ejercen el trabajo sexual en la calle o en pisos. En el caso de los hombres, aproximadamente el 87% son inmigrantes, y el 13% españoles. Dependiendo de la ciudad en la que trabajen las condiciones se hacen más duras, ya que hay ciudades donde predomina la prostitución de calle en zonas marginales o parques, otras en las que la mayoría de los contactos se hace a través de anuncios en prensa y principalmente a través de internet.
Los programas y campañas que se han llevado a cabo a nivel nacional van destinadas a localizar redes de trata y explotación de personas, dejando en el tintero la intervención con el resto, por lo que seguimos encontrándonos con gran cantidad de personas que no tienen cubiertas sus necesidades sanitarias ni sociales, sin la suficiente capacitación en el manejo emocional y personal, con situaciones económicas y familiares complicadas, así como menor control de su situación a medida que aumenta su desprotección.
Desde ACCAS reivindicamos la necesidad de que las personas que ejercen la prostitución sean tenidas en cuenta, sean social y políticamente escuchadas y atendidas para poder legalizar su situación, que gocen de los mismos derechos laborales que el resto de personas trabajadoras, que su desempeño laboral sea respetado y que toda la sociedad luche por romper con el estigma que rodea al trabajo sexual.
Para finalizar esta entrada, os dejamos el enlace a la Asociación GENERA de Barcelona, que aborda la prostitución y la trata desde la perspectiva de género y los derechos humanos; encontraréis lecturas interesantes en su revista “Punto G”, además del “Manual de profesionalización” dirigido explícitamente a profesionales del sexo… no falta detalle para ver este fenómeno desde otro punto de vista.
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Eva Mª Prado Cuervo
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