2 de Junio. Día Internacional de las Trabajadoras del Sexo

“Yo también soy compañera.
Yo también soy mujer.
Yo también soy amiga”
2 de Junio, Día internacional de las trabajadoras del sexo.

En la década de los 70 en Francia, intentaron controlar la prostitución acosando y acorralando a las mujeres, lo que dio como fruto inmediato la escalada de violencia y ataques de los hombres a estas mujeres durante los servicios sexuales. El 2 de junio celebramos el inicio del movimiento a favor de los derechos de las trabajadoras sexuales, que pedían libertad para poder trabajar en un ambiente cómodo y digno.
Décadas más tarde el problema continúa y las reivindicaciones son prácticamente las mismas.

Un informe de la ONU publicado en 2015 demuestra que, en Europa, el 85% de las personas que ejercen la prostitución no son víctima de ningún tipo de red, eligiendo este trabajo de forma libre, cada una motivada por cuestiones personales. El 15% que trabaja coaccionado necesita una serie de intervenciones específicas, coordinadas por las fuerzas de seguridad del estado, ya que carecen de libertad.
Nuestra experiencia nos indica que el factor determinante en el inicio del itinerario de prostitución para las mujeres es la pobreza y la falta de oportunidades, que se convierte también en el factor mantenedor debido a que la economía sumergida no da tampoco oportunidades para mejorar.

El año pasado la ONG Amnistía Internacional estuvo en el punto de mira tras publicar el estudio y las conclusiones sobre el ejercicio de la prostitución a nivel mundial. Básicamente, exigían una serie de responsabilidades a los gobiernos para que, entre otras recomendaciones, garantizasen la protección contra la violencia, la explotación y la coacción de las mujeres que ejercen la prostitución, de manera que nadie se vea obligado a entrar en el trabajo sexual por falta de oportunidades.
Les llovieron las críticas e incluso les acusaron de fomentar la prostitución y el tráfico de personas con fines de explotación sexual; pero Amnistía Internacional dejó muy claro desde el principio a qué se refería y qué estaba defendiendo. Desde nuestro punto de vista, lo que sucede es que a veces opinamos sin tener claro de qué estamos hablando.
Cuando hablamos de «trabajo sexual» entendemos exclusivamente el intercambio de servicios sexuales entre personas adultas y con consentimiento. La libertad de decisión es la base de estos intercambios, en los que se producen acuerdos que benefician a ambas partes.
La “trata de personas” se refiere a la captación, transporte, traslado, acogida o recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción (rapto, fraude, engaño, abuso de poder…) para obligar a una persona a prestar servicios sin consentimiento. El sometimiento y la falta de voluntad estarían en la base de esta práctica.
Hablamos de “explotación laboral” cuando las condiciones de realización del trabajo son precarias, cuando existe ausencia de prestaciones básicas, jornadas con más horas de las máximas dictaminadas por la ley, retribuciones monetarias que no contemplan vacaciones ni bajas por enfermedad, hasta el extremo de situaciones de semi-esclavitud. Por su parte, el trabajo sexual, al hallarse en una situación poco clara a nivel legal, abre las puertas a la explotación laboral, pero no es una situación de trata, ya que previamente ha habido una elección personal.

También es interesante hablar de otra parte implicada en la prostitución, es decir, los clientes. Según un estudio publicado por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad en colaboración con APRAM, el 39% de los hombres españoles hacen uso de servicios sexuales de pago, con lo que España se convierte en el país europeo donde hay mayor consumo de prostitución.
Nadie habla de ellos porque no sabemos qué contar, simplemente se les juzga desde lo moral y se les critica por preferir un servicio sexual pagado. No les hemos preguntado cómo se sienten al buscar a hurtadillas esos contactos, por vivir parte de sus experiencias sexuales en la clandestinidad; a algunos les aterra y a otros les excita. Pero no se habla de ellos porque es un tema delicado, y además las verdaderas “víctimas invisibles” son ellas, las que ofrecen sus servicios sexuales.

Tanto la clase política como la sociedad civil juegan y cambian de opinión respecto al trabajo sexual y la problemática asociada a ello. Y, entre tanto, ¿dónde nos posicionamos las ONG que trabajamos directamente con las PEP? La respuesta es sencilla y contundente, nuestra posición siempre es junto a ellas; escuchándolas, acompañándolas, informándolas y trabajando para cubrir las necesidades que ellas nos dicen que tienen, sin suponer, sin juzgar y respetándolas.

Qué es lo que nos preocupa de su situación? Su salud, tanto física como emocional, y sus condiciones laborales, lo que incluye tanto las condiciones de los locales como las relaciones que se establecen con l@s encargad@s o dueñ@s de los locales, y también las relaciones entre ellas.
Las reivindicaciones no han cambiado mucho desde 1975, cuando pedían mejorar sus condiciones y derechos laborales. La legalización del ejercicio de la prostitución evitaría las multas y sanciones tanto a las personas que ejercen la prostitución como a sus clientes, se acabaría con las persecuciones y las presiones públicas. La regularización (como sucede en Holanda desde el años 2000) permitiría reconocer derechos laborales y empoderar la figura de la trabajadora del sexo.

Estatua en el Barrio Rojo de Ámsterdam inaugurada en 2007 con la inscripción «Respetemos a las trabajadoras sexuales en todo el mundo.»
Todo ello supondría una verdadera profesionalización del trabajo sexual, lo cual requeriría cambios a varios niveles. Los locales donde se realizan los intercambios sexuales necesitarían unas determinadas condiciones de higiene marcadas por la ley, además del establecimiento de determinadas responsabilidades para l@s dueñ@s de los locales. No sólo pagarían impuestos, sino que las personas que ejercen la prostitución podrían beneficiarse de lo que ello supone, con sus cotizaciones, derechos y obligaciones.
La profesionalización también regularía las relaciones internas; las mujeres ya no serían “rivales” sino compañeras, los servicios sexuales estarían previamente estipulados y no habría posibilidad de que los clientes negociasen los precios. Empoderando el trabajo sexual se empodera a las trabajadoras del sexo, alejándolas de las situaciones de vulnerabilidad y desigualdad social e incluyéndolas en el sistema, visibilizándolas.
Eso es lo que proponemos desde ACCAS en la campaña de este año, tener en cuenta a las mujeres que ejercen la prostitución, valorarlas y darnos cuenta de que hay muchos otros aspectos en su vida además del trabajo: también son mujeres, también son compañeras, también son amigas, también son hijas, también son madres, también son novias, también leen, también estudian, también se cuidan…

ACCAS. Asociación Ciudadana Cántabra Anti Sida
Calle Ruiz Zorrilla, 12bajo 39009 SANTANDER.
942 31 32 32 / 629 452 984
www.accas.es accas@accas.es

Eva Mª Prado Cuervo
Psicóloga y Sexóloga ACCAS
657 936 295
psicologa@accas.es

La Prevención por bandera!!

¿Cuánto tiempo hace que no piensas en ti y en el modo de vivir tu sexualidad? ¿Hablas con alguien sobre tus deseos, tus experiencias, tus necesidades o tus dudas?

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Con este post te invitamos a que te tomes unos minutos para pensar en tu salud sexual, en tus relaciones afectivas y en qué necesitas para cuidarte y sentirte mejor.

En ACCAS una de nuestras mayores preocupaciones es la prevención, saber que todas las personas disponen de información adecuada y adaptada a sus necesidades para que lo importante de las relaciones sea disfrutar, siempre desde los autocuidados.

El Dr. Lawrence W. Green y colaboradores estudiaron en 1.991 los factores que facilitan, o dificultan, la toma de medidas preventivas. Desarrollaron un modelo muy completo al que llamaron PRECEDE (corresponde a las siglas en inglés de factores predisponentes, facilitadores y reforzantes), y del cual destacamos los siguientes aspectos como aquellos que más influyen en nuestra motivación para tener conductas preventivas y de autocuidados respecto a las relaciones sexuales:

  1. La información, actitudes, valores y creencias de la persona.
  2. Las habilidades y destrezas para realizar la conducta concreta de la que se trate (ej. comprender las instrucciones para usar un preservativo y saber ponerlo en práctica), así como el apoyo social y económico del que disponga.
  3. El tipo de consecuencias que obtenemos, tanto a nivel social (aprobación) como a nivel personal (premios).

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Las actitudes, valores y creencias individuales son la base fundamental sobre la que se sustenta nuestra salud sexual. Por este motivo la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) ha elaborado una lista en la que define el comportamiento de un adulto sexualmente sano.
¿Te apetece evaluar tus actitudes y compararlas con las que proponen? Aquí te dejamos la lista para que puedas echarle un vistazo:

Una persona adulta sexualmente sana….

  • Valora su propio cuerpo.
  • Busca información sobre la reproducción según sea necesario.
  • Afirma que el desarrollo del ser humano comprende el desarrollo sexual, el cual puede no incluir la reproducción o la experiencia sexual genital.
    Interactúa con ambos géneros de una manera respetuosa y adecuada.
  • Afirma su orientación sexual y respeta la orientación sexual de los demás.
  • Expresa su amor e intimidad en forma apropiada.
  • Establece y mantiene relaciones significativas.
  • Evita toda relación basada en la explotación y la manipulación.
  • Toma decisiones con conocimiento de causa respecto a opciones de familia y estilos de vida.
  • Muestra destrezas que mejoran las relaciones personales.
  • Se identifica y vive de acuerdo con sus propios valores.
  • Es responsable de sus propios actos.
  • Practica la toma de decisiones eficaz.
  • Se comunica de manera eficaz con su familia, sus compañeros y su pareja.
  • Disfruta y expresa su sexualidad durante el transcurso de su vida.
  • Expresa su sexualidad de manera congruente con sus propios valores.
  • Es capaz de reconocer los comportamientos sexuales que realzan la vida y los que son perjudiciales para sí mismo o para los demás.
  • Expresa su sexualidad a la vez que respeta los derechos de los demás.
  • Busca información nueva que le permita mejorar su sexualidad.
  • Utiliza métodos anticonceptivos de manera eficaz a fin de evitar embarazos no deseados.
  • Evita el abuso sexual.
  • Busca atención prenatal oportuna.
  • Evita contraer o transmitir infecciones de transmisión sexual, entre otras el VIH.
  • Practica comportamientos que promueven la salud, tales como reconocimientos médicos regulares, autoexámenes de los testículos o de los senos, e identificación oportuna de posibles problemas.
  • Muestra tolerancia hacia personas con diferentes valores y modos de vida sexuales.
  • Ejerce sus responsabilidades democráticas a objeto de tener influencia en la legislación relativa a los asuntos sexuales.
  • Evalúa la repercusión de los mensajes familiares, culturales, religiosos, de los medios de comunicación y de la sociedad en los pensamientos, sentimientos, valores y comportamientos personales relacionados con la sexualidad.
  • Promueve los derechos de todas las personas a tener acceso a información fidedigna acerca de la sexualidad.
  • Evita los comportamientos que conllevan prejuicio e intolerancia.
  • Rechaza los estereotipos respecto de la sexualidad de las diversas poblaciones.

Por último, nos gustaría presentarte la última campaña de prevención que la Asociación ha diseñado. Todas las mujeres que han formado parte de los “Monólogos de las Vaginas” en 2015, tanto equipo técnico como actrices y espectadores/as, han hecho posible el desarrollo de esta campaña; en ellas nos hemos inspirado y esperamos que os guste.

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Además de este folleto informativo, la campaña consta de una condonera y material preventivo (preservativos masculinos, femeninos y lubricante) que os podéis pasar a recoger por ACCAS.

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¿Estás satisfech@ con la información que tienes sobre sexualidad? ¿Te surgen dudas? ¿Quieres aprender algo para mejorar? Pregúntanos todo lo que quieras y te ayudaremos!!

ACCAS. Asociación Ciudadana Cántabra Anti Sida
Calle Ruiz Zorrilla, 12bajo 39009 SANTANDER.
942 31 32 32 / 629 452 984
www.accas.es accas@accas.es

Eva Mª Prado Cuervo
Psicóloga y Sexóloga ACCAS
657 936 295
psicologa@accas.es