El envejecimiento en las personas que viven con el VIH

Esta información tiene como objetivo poner de relieve retos que entraña envejecer con el VIH, pero también proporcionar consejos prácticos que faciliten un envejecimiento más saludable. Este material pretende ayudar a las personas con VIH y acercar a la población en general la información necesaria para que tengan una mejor comprensión de los distintos aspectos implicados, y para que la experiencia de envejecer con el VIH sea mejor compartiendo la información y mejorando la comunicación entre las amistades, familiares, personal médico y otros profesionales sanitarios.

Envejecer con el VIH a menudo entraña unas necesidades de salud complejas, cuya atención depende de muchos profesionales, por lo que resulta vital garantizar que el VIH no suponga un estigma.

Muchas personas que viven con el VIH, algunas durante más de 25 años, están entrando en la etapa de su vida en la que van apareciendo las consecuencias de envejecer. Otras personas mayores, que se han infectado recientemente por el VIH, se enfrentan a la perspectiva de un nuevo diagnóstico médico con el que lidiar a medida que envejecen. En el pasado, la infección por el VIH implicaba que era poco probable que se pudiera llegar a una edad avanzada. Sin embargo, la llegada de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) cambió totalmente la situación.

El envejecimiento afecta a la capacidad del organismo para procesar los medicamentos, tanto los prescritos como los que se compran sin receta.

La mayor esperanza de vida ha hecho cambiar el enfoque de la atención clínica y terapéutica para tener en cuenta el solapamiento entre los problemas relacionados con la edad y los debidos a la infección por el VIH, sus complicaciones y los efectos secundarios del tratamiento antirretroviral.

Mantener una dieta saludable y practicar ejercicio pueden resultar beneficiosos para tu salud y calidad de vida en esta nueva etapa vital.

 

ASPECTOS BÁSICOS

Muchas anomalías del sistema inmunitario asociadas a la infección por el VIH son similares a las que aparecen durante el envejecimiento, como por ejemplo:

  • Recuentos de CD4 bajos,
  • Tasas elevadas de activación inmunitaria
  • Menor actividad de la glándula timo y telómeros más cortos
  • Estrés oxidativo

Estas anomalías parecen favorecer la replicación del VIH.

Resulta esencial aplicar un enfoque integral en el manejo de la infección en personas con el VIH que se hacen mayores, incluyendo la optimización de la terapia antirretroviral y una revisión más temprana de los factores de riesgo conocidos relacionados con la edad.

Este y otros hallazgos implican que la infección por el VIH y el proceso de envejecimiento pueden potenciarse de forma mutua.

El uso prolongado de la terapia antirretroviral ha supuesto que, actualmente, los problemas de salud relacionados con el sida surjan con mucha menos frecuencia gracias a las mejoras en los recuentos de CD4 al estar controlada la carga viral. No obstante, el consecuente aumento de la esperanza de vida ha traído consigo que sea más habitual la aparición de otras complicaciones relacionadas con la edad. En diversos estudios se ha concluido que el nivel de CD4 alcanzado con la terapia antirretroviral es un factor de predicción de la frecuencia de dichas complicaciones (también llamadas comorbilidades). Entre ellas se incluyen:

  • La enfermedad hepática
  • La enfermedad cardiovascular (incluyendo hipertensión arterial, ictus y ataques al corazón)
  • La enfermedad renal
  • Los cánceres no definitorios de sida
  • La osteoporosis
  • La disminución de la memoria y de otras funciones cerebrales, además de la fragilidad.

Es necesario dirigir intervenciones de educación sexual hacia personas de más de 50 años para minimizar su riesgo de infección por el VIH u otras infecciones de transmisión sexual.

 

Conclusión

Según Luiz Loures (Director adjunto de ONUSIDA para Europa y América), las estrategias contra la enfermedad tienen ahora mayores posibilidades económicas que nunca, pero el gran reto es cómo dedicar estos fondos a implementar nuevas estrategias que se adapten al cambio de tendencia.

Por ello, es esencial reconocer las personas mayores que viven con VIH/sida en los últimos 25 años o las nuevas transmisiones en la población de la tercera edad ya que no hay que olvidar que las personas mayores se encuentran en riesgo de contraer el VIH a través de la actividad sexual. Los gobiernos, las ONG, las instituciones y las comunidades locales deben desarrollar y apoyar intervenciones encaminadas hacia:

  • Incluir a las personas mayores en el desarrollo de las políticas y la planificación de los programas.
  • Llevar a cabo investigaciones acerca del impacto del VIH/sida sobre las personas mayores, como cuidadoras y portadoras.
  • Desarrollar programas para apoyar a las personas mayores afectadas por el VIH/sida.
  • Realizar campañas sobre el riesgo de trasmisión de VIH y sus consecuencias orientadas a las personas mayores.
  • Educar a las personas mayores para que se protejan a sí mismas y a otros.
  • Garantizar tratamiento y apoyo para personas mayores con VIH/sida.
  • Mejorar la información estadística disponible para comprender las necesidades (lamentablemente la mayoría de las estadísticas publicadas no incluye a las personas mayores de 50 años).
  • Sensibilizar a los jóvenes sobre los roles y las necesidades de las personas mayores.
  • Concienciar sobre cómo influye el VIH/sida en la vida de las personas mayores.
  • Aportar medidas de protección y vigilancia.
  • Proporcionar con nuestra actitud y actuación el máximo bienestar.
  • Analizar de forma individual las necesidades para adaptar y ofrecer el tipo de actividad necesario en cada caso.

Biografía:

  • Guía hacerse mayor viviendo con el VIH, GTT grupo de trabajo sobre tratamientos del VIH JUSTRI. www.justri.org
  • Rincón científico. Gerokomos. Vol 17. no 2.

 

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